Un canario y el 27 de noviembre, día de Luto Nacional cubano

Acto de recuerdo del 27 de noviembre en Cuba
Todos los 27 de noviembre los estudiantes cubanos recuerdan los trágicos sucesos ocurridos en dicho país en el año 1871. Dicha conmemoración está reconocida como un día de duelo nacional. ¿Qué ocurrió en Cuba el 27 de noviembre de 1871 y qué relación guarda esa fecha con un natural de Canarias?

Ese día las autoridades españolas fusilaron a ocho estudiantes de medicina a los que se les había acusado, sin ningún tipo de pruebas sólidas, de haber arañado la lápida de la tumba de un periodista llamado Gonzalo de Castañón. A uno de ellos se le acusó, además, de “arrancar” una flor de un sembrando que existía en el cementerio donde descansaban los restos de dicho periodista y a otros cuatro se les imputó por haber dado un paseo con un coche fúnebre por el mismo campo santo. Los otros tres fusilados fueron escogidos al azar para dar un escarmiento a la clase estudiantil cubana que estaba inclinándose mayoritariamente a luchar por la independencia de España.

Hoy no existen dudas de que dichas acusaciones eran completamente falsas, incluso un hijo de Gonzalo de Castañón reconoció años más tarde que el arañazo en la lápida de su padre ya estaba allí tiempo antes del día en que los estudiantes accedieron al cementerio.

Ese triste 27 de noviembre de 1871 se encontraba destinado en la Isla caribeña, con el grado de Capitán del ejército español, nuestro paisano Nicolás Estévanez y Murphy. Cuando este se enteró de la tropelía cometida por el ejército que representaba manifestó su total repulsa ante un acto tan vil. Su primera reacción fue romper su sable diciendo que “antes que la patria está la humanidad y la justicia”. De forma inmediata solicitó su baja del ejército español, que consideraba indigno por ser el causante de la muerte de los ocho jóvenes estudiantes cubanos.

El propio Nicolás Estévanez relata en sus memorias cómo vivió ese 27 de noviembre de 1871:

“El día 27 -creo que fue el 27- lo pasé en mi casa leyendo todo el día, sin que llegaran a mí ni noticias ni rumores. A la tarde salí tranquilamente en dirección al Louvre, y me llamó la atención que estuvieran solitarias las calzadas y silenciosa la calle de San Rafael. Todas las tardes a la misma hora estaba el café del Louvre, como los contiguos, rebosando gente, y me detuve a la puerta, muy sorprendido de que allí no hubiera casi nadie. En aquel momento llegó a mis oídos el ruido seco de una descarga cerrada.

-¿Qué ocurre…? -le pregunté a uno de los camareros.

-Que los están fusilando.

-¿A quién?

-A los estudiantes.

Nunca, ni antes ni después, en ninguno de los trances por los que he pasado en la vida, he perdido tan completamente la serenidad. Me descompuse, grité, pensé en mis hijos, creyendo que también los fusilaban; no sé lo que me pasó; ahora mismo no acabo de explicármelo. Dos camareros se apoderaron de mí encerrándome en un patinillo, sin lo cual es posible que a mí también me hubieran asesinado cuando las turbas aullando volvían del fusilamiento. Al poco rato se abrió la puerta del patio y entró uno de aquellos honrados camareros con otra persona para mí desconocida; era, sin duda, un cirujano, pues sin examinarme y sin hablarme siquiera me sangró. Después me llevaron a mi casa en coche.

Si por casualidad, o sin casualidad, viven aún aquellos camareros o el cirujano, y cayera en sus manos este libro, les agradecería que me escribieran, porque todavía no les he dado las gracias… ni he pagado el coche.”

El gesto de Nicolás Estévanez y Murphy no ha pasado desapercibido en la historia de Cuba. Cada 27 de noviembre los estudiantes de la Isla reivindican la memoria de los ocho estudiantes asesinados y recuerdan el bello gesto realizado por nuestro insigne paisano. Además, una placa mantiene vivo su legado solidario en el mismo lugar de La Habana donde se enteró del inhumano castigo inflingido por el ejército español a ocho jóvenes inocentes.

 

Juan Carlos Saavedra

Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria

http://www.juancarlossaavedra.com