martes. 16.04.2024

Huidos en veleros

Hasta el año 1948 los canarios podían emigrar a América de forma legal, aunque el Estado solía poner muchas trabas para que se pudieran obtener los papeles que permitían cruzar el charco, entre los que destacaba el denominado "certificado de buena conducta".

Nuestros antepasados se jugaban la vida en “cascaras de nuez”
Nuestros antepasados se jugaban la vida en “cascaras de nuez”

Ese año se cambió el criterio y se prohibió la marcha hacia el exterior. Por esa razón, a los canarios que huían de la miseria y del régimen dictatorial solo les quedó una opción: viajar de forma clandestina en viejos barcos de vela.

Los viajes eran organizados siempre de forma secreta para evitar que los preparativos llegaran a oídos de la Guardia Civil.

Normalmente los que organizaban las travesías eran personas contrarias al franquismo o bien, propietarios de viejos barcos que ya no veían salida económica en su uso.

Desembarco forzoso de un marinero por “haberse evadido” su barco(Desembarco forzoso de un marinero por “haberse evadido” su barco​)

Lo primero que había que hacer era encontrar un barco al que se pudiera "secuestrar" o comprar. Posteriormente, se debía encontrar tripulantes que supieran pilotar el navío. Normalmente estos, a cambio de su trabajo, “iban de gratis”.

Una vez que se tenía el barco y la tripulación se buscaban los pasajeros. Cada uno de ellos pagaba el precio del “billete” y aportaba comida y bebida para su consumición en el trayecto.

Monumento al emigrante en Garachico

(Monumento al emigrante en Garachico)

El barco zarpaba solo con sus tripulantes y cumpliendo los trámites que solicitaban las autoridades. Lo más frecuente era decir que se iba a pescar. Una vez se partía del puerto se buscaba alguna costa aislada, lejos de la Guardia Civil, para embarcar al pasaje.

Era frecuente sobrecargar los barcos de persona, para que saliera más rentable. El viaje, si la suerte sonreía a los emigrantes, podía durar un mínimo de 25 días, pero si las condiciones no eran favorables podía llegar a durar hasta 60 días.

En la mayoría de los trayectos, a los pocos días escaseaba la comida y el agua, que tenía que ser racionada. Hubo viajes en los que todos los pasajeros no podían ir acostados a la vez porque no había espacio suficiente, debían dormir por turnos.

La vía de escape de la miseria (La vía de escape de la miseria ​)

Es complicado imaginar lo que supuso para esos paisanos nuestros estar 30 o 40 días en un pequeño barco en medio del océano Atlántico en esas condiciones.

José Ferrera Jiménez editó hace ya tiempo un libro titulado "Historia de la emigración clandestina a Venezuela". En él se calculan entre 90 y 110 barcos los que se marcharon de forma ilegal. En cuanto al número de persona los cifra entre 6.500 y 8.000 emigrantes.

La socarronería canaria a la hora de enfrentarse al sufrimiento de los emigrantes ilegales tuvo un fiel reflejo en la obra de Francisco Guerra Navarro, cuyo seudónimo era Pancho Guerra. Este creó un personaje llamado Pepe Monagas que fue interpretado por el actor José Castellano Santana. En uno de sus "famosos cuentos” se narra una de esas travesías en la que los pasajeros no dejaban de preguntar “por donde iban” en ese navegar hacia América. La respuesta era siempre la misma “sobre la marea, cristiano, sobre la marea”.

 

Juan Carlos Saavedra

Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria

http://www.juancarlossaavedra.com

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