Rumbo a la economía digital

Economía digital

Canarias reúne todas las características necesarias para poder tener un sector tecnológico fuerte que tire de nuestra economía, como lo ha hecho el turismo en los últimos cuarenta años, y ayude a paliar los efectos de la crisis generada por la COVID-19. Atento a lo que nos cuenta Jorge Alonso

Escribo este artículo al tiempo que leo los titulares que anuncian un nuevo varapalo al sector turístico; esta vez, derivado del confinamiento en origen de los principales mercados emisores. Un día más, la fragilidad de nuestro modelo económico vuelve a quedar en evidencia. Es tal la multitud de variables que manejamos en estos momentos que resulta casi imposible saber cuándo y cómo vamos a salir de esta crisis. El motor de la economía canaria está parado y todos lo estamos sufriendo.

En apenas seis meses el mundo cambió y muchas de las cosas que hacíamos con cierta normalidad y, hasta a veces con desgana, se convirtieron en hechos excepcionales: viajar, ir a un concierto, entrenar en tu gimnasio o simplemente quedar para tomar algo con los amigos. Detrás de cada uno de estos gestos cotidianos el consumo diario movía la economía, siempre al amparo del turismo, que no nos olvidemos, suponía el 35% del PIB canario.

Pero de repente, el coche se paró y como haríamos todos, nos bajamos, pedimos ayuda y entre varios lo empujamos para intentar que arranque; pero no arranca, y lo volvemos a intentar una y otra vez hasta que caemos en la cuenta que por muchas veces que lo empujemos no va a arrancar, y es en ese momento cuando empezamos a buscar soluciones.

Quizás todavía no hemos llegado a ese punto y aún nos quedan fuerzas para intentarlo una vez más: PCR en origen, corredores seguros, esperar a que lleguen las primeras vacunas a principios del próximo año... pero, ¿y si de verdad no conseguimos arrancar el motor? ¿Qué vamos a hacer? Creo que realmente tenemos dos cuestiones que resolver. La primera: ¿Qué podemos hacer en el cortísimo plazo para intentar capear esta situación y resolver el día a día de los hogares canarios? Y una segunda, no menos importante: ¿Qué vamos a hacer para que esto mismo no se repita dentro de diez años?

Para dar respuesta a estas preguntas convendría hacer dos equipos: uno dedicado a la inmediatez y otro que ponga la cabeza en el futuro. Si hablásemos en términos empresariales diríamos que el primero sería el departamento de operaciones y el otro el de estrategia. Cada uno tiene que jugar su partido y lo tiene que ganar si queremos salir bien parados de esta.

Ahora mismo parece que casi todos los esfuerzos se están destinando a resolver la inmediatez. Es comprensible. El ser humano, por defecto, es cortoplacista y lo que nos sale de manera natural es pensar en cómo solucionar esta situación lo antes posible para recuperar el escenario conocido que hasta ayer llamábamos “normalidad”. Muchos darían lo que fuera por volver a aquella normalidad que tanto denostaban.

Pero a otros, quizás los menos, les apasiona construir el futuro a sabiendas de que, por el camino, también hay que comer, pero confían en que el equipo de la inmediatez ganará su partido, así que no dedican ni un segundo de su tiempo en empujar el coche. Directamente se ponen en camino en busca de una solución alternativa por si fuera necesaria.

En estos últimos meses estamos viviendo un proceso de transformación digital fuertemente acelerado por la COVID-19. Las empresas han adelantado en casi dos años la planificación del proceso de digitalización que tenían previsto abordar de una manera mucho más pausada.

En cierto modo, este proceso de transformación digital nos está ayudando a atisbar el camino que tenemos que recorrer; pero cuidado, estos cambios acelerados no nos van a resolver la inmediatez porque para pivotar el modelo económico se necesita tiempo, y en este caso, tiempo son años; cinco o diez años.

Canarias reúne todas las características necesarias para poder tener un sector tecnológico fuerte que tire de nuestra economía como lo ha hecho el turismo en los últimos cuarenta años. Para atenuar la fragilidad del actual modelo económico es preciso diversificar y el mundo digital es una vía cierta para nuestras Islas.

Nos toca trabajar en equipo para salir de esta. Hagamos lo imposible para volver a poner el motor en marcha. En esto tenemos que confiar plenamente en todos los profesionales del sector turístico de Canarias, un referente a nivel mundial. Y al mismo tiempo, pongamos rumbo, desde ya, hacia un modelo económico donde el sector tecnológico tenga peso específico en el PIB canario y actúe como elemento transversal que potencie a los otros sectores para garantizar que, dentro de diez años, esta pesadilla sólo haya sido un mal sueño. En nuestras manos está decidir qué futuro le queremos entregar a nuestros hijos.

 

Jorge Alonso

CIO de Velorcios Group