viernes. 19.04.2024

¿Cuándo empezamos con la Educación Sexual?

“¿Deberíamos hablar con los niños sobre Educación Sexual?” “¿No crees que es un poco pronto todavía?” “¡Vale!, entonces… esperamos a que nos pregunten, o ya les damos la charla antes de la primera salida nocturna, bueno o antes de entrar en la universidad, si van, ¡claro!”. “Bueno… y si no, ponemos condones en la mesilla de la entrada, se sobrentiende ¿no?”

¿Cuándo empezamos con la Educación Sexual?
¿Cuándo empezamos con la Educación Sexual?

Esperar está bien, pero cuánto esperar. Al esperar corremos el riesgo de pasarnos en los tiempos, en sus tiempos, y quizás para cuando los padres consideren que sí es el momento, para sus hijos ya es tarde. Muchos adolescentes echan en falta haber podido hablar abiertamente con sus padres sobre sexualidad y no buscar respuestas entre iguales que andan, quizás, más perdidos. Otra salida es buscar respuestas en internet sin saber seleccionar la información válida de la que no lo es.

Partiendo de la base de que la sexualidad es un valor, de que somos sujetos sexuados y como tales nos relacionamos, lo fundamental que pueden transmitir los papás y las mamás es la importancia de conocerse a uno mismo, lo imprescindible que es aceptarse y desde ahí poder expresar su erótica de una manera satisfactoria. ¿Cuál es la base de este discurso? El ejemplo que den sus padres en el día a día, la educación sexual empieza en casa con la naturalidad. Si hay preguntas se responden con la misma espontaneidad con la que, probablemente, sean formuladas y con palabras con las que nos sintamos cómodos, eso sí, llamando a cada cosa por su nombre.

Los abrazos, el contacto con los hijos, los besos, el amor que se les demuestra ya forma parte de la educación sexual. Cada muestra de cariño es una forma de enseñarles que son queridos a querer y a quererse, se les enseña a mostrar afecto y expresar emociones y en ese conjunto se desarrolla una buena base de la sexualidad. ¿Qué te gustaría que hubiesen hecho tus padres contigo? Quizás te pueda dar una clave de cómo actuar con tus hijos. En general, el sentido común no es el común de los sentidos, pero confío en ti y si no sabes, o crees que no se te dará bien, pide ayuda. No se trata tanto de dar información, si no de escucharles para saber qué necesitan conocer, qué dudas les surgen.

Si nos centramos en hijos en etapa infantil y 1º de Primaria veremos que entre los dos o tres años empiezan a diferenciar el significado de ser niño y ser niña. Se identifican de uno u otro sexo. Igualmente podemos escucharles comentar la posibilidad de cambiar su sexo por ejemplo cambiando la vestimenta, están en proceso madurativo y pueden confundir lo que se es con lo que se siente y con la apariencia. A los 5 años tienen claro cuál es su sexo y su pertenencia a él con seguridad.

Sin embargo, la orientación del deseo va a otro ritmo, determinar si se siente atraído por el mismo sexo (homosexual) o por el sexo contrario (heterosexualidad) o por los dos (bisexualidad) es una afirmación que llegará en etapas posteriores. En los años de pubertad será cuando se comience a manifestar la orientación del deseo. Para los que piensen que educando a su hijo o hija de una u otra manera hará que su deseo se oriente hacia el sexo contrario y evite que se oriente hacia el mismo sexo es un pensamiento simplista. Normalmente poco se consigue actuando de esa manera e intentando condicionar la orientación del deseo de un hijo. ¿Qué puede suceder? Que tu hijo lo note y, si llegase el momento de decir lo que siente, a sabiendas de que esa información te va a incomodar, muy posiblemente la evitará dejando de SER contigo la persona que realmente ES.

La dificultad puede estar en ser conscientes de que, a pesar de que lo que cada uno pueda esperar o desear de/para sus hijos no sea como lo había imaginado, se les debe acompañar desde el respeto. Hablarles con naturalidad sobre la orientación del deseo, y que ésta solo le compete a cada persona y la decidirá y la expresará cuándo y cómo la sienta. Así se tienden puentes para una buena comunicación positiva con los hijos, a la vez que se generan vínculos de confianza. Ellos sabrán, notarán y sentirán que su papá y su mamá están ahí dispuestos a ayudarles con todas sus dudas, miedos, incertidumbres desde la comprensión. Notarán que sus padres también viven la sexualidad y el sexo como valor y respetan la diversidad en los procesos de sexuación. ¿A qué pinta bien y es alentador poder hablar sobre Sexualidad con tus hijos? Pues ánimo, no dejes pasar las oportunidades que se presenten en el día a día, como por ejemplo ver a una pareja homosexual dándose un beso en la calle y surge la pregunta… ahí tienes una oportunidad.

Si nuestros hijos tienen alguna discapacidad, nos comportaremos igual ajustándonos a los ritmos y las necesidades de cada caso. La sexualidad como una de las dimensiones del ser humano no debe dejarse de lado por tener una discapacidad. Vivir desde la naturalidad siempre ayuda a disminuir la presión. No te olvides del humor en tu repertorio diario. Hasta pronto.

 

Rut Mónica Díaz

Sexóloga

@keepcalmmamaessexologa

 

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