El poder de la empatía

El poder de la empatía

Gestionar las situaciones sobrevenidas y complicadas no es tarea fácil, pero criticarlas sí. Por eso hoy nuestra compañera Zeneida Miranda nos invita a reflexionar sobre la necesidad de empatizar con los demás para mantener la boca callada que, a veces, es la mejor de las opciones

Ayer leí en un blog la opinión de una chica que se había quedado en paro y en la que contaba que ya había agotado todas las cosas por hacer y me di cuenta de la poca, por no decir ninguna, empatía, que existe en nuestra sociedad. El noventa por ciento de los comentarios que recibía la autora del artículo eran despectivos, la ponían de vaga para arriba, y fue entonces cuando me paré a pensar en algo. ¿Alguien se ha molestado en hacer un ejercicio de empatía, de ponerse en los zapatos del otro? Sí, se trata tan solo de pensar en esas personas que, hasta hace unos meses tenían un trabajo y, ahora, por el motivo que sea, ya no lo tienen, se ven perdidos, a la deriva y  no saben gestionar su tiempo libre. ¿Les convierte eso en unos vagos?

No digo que no existan los gandules, aquellos a los que el paro les ha venido de perlas. Claro que  los habrá. Pero también hay personas a las que les gusta trabajar y estar activos, para las cuales, estar en su casa no es un estilo de vida.

Lo intentan todo. Cursos de reciclaje, otros para ampliar currículum, hacer deporte, salir con amigos, dejarse las pestañas en el ordenador mandando currículums, leerse 'El Quijote' y tres mil libros más... Todo absolutamente, pero es imposible para ellos quitarse esa sensación de “no estoy haciendo nada”, “todos los días son iguales”, “soy un fracasado de la vida”. Y les aseguro que lo que menos necesitan estas personas es que otras les recuerden constantemente que no están haciendo nada. ¡Lo saben! Tienen un demonio sobre su hombro que se lo recuerda cada día.

Desde aquí les invito a hacer un ejercicio de empatía, a pensar qué harían si pasaran de tener un trabajo que absorbe toda su vida a de pronto no tener nada. Si la joven que escribió aquel artículo en el blog llega a leer este, que sepas que ¡estoy contigo, hermana!

 

Zeneida Miranda

Periodista

@ZeneidaMirandaS