viernes. 19.04.2024

La vida online

Nuestra compañera Zeneida Miranda se adentra en cómo el coronavirus ha cambiado la vida de los humanos

El coronavirus llegó para, entre otras muchas cosas, enseñarnos a vivir online. Sí, sé que antes también lo hacíamos muchísimo pero, durante el confinamiento, y aún ahora, nos hemos acostumbrado todavía más a la vida online.

Durante aquellos angustiosos y largos tres meses no nos quedaba de otra, no podíamos salir, por lo que nuestras relaciones comenzaron a centrarse (más de lo que ya estaban) en torno a la pantalla del ordenador y el móvil.

Veíamos a la familia, a los amigos, a los novios, a los amantes, a todo el mundo de esa forma. Y ahora que ya tenemos una cierta libertad para salir, seguimos haciéndolo. Incluso el médico, aunque por teléfono, nos atiende a distancia.

El “bicho” ha limitado nuestra vida, y nuestras relaciones han cambiado. 

La vida online

De relaciones quería hablar, precisamente. ¿Cómo ligar en tiempos de pandemia mundial? ¡Pues por Internet! No es fácil, después de realizar trabajo de campo, he llegado a esa conclusión.

¡Oh, el amor! Ese gran misterio se vuelve más misterioso cuando hay una pantalla de por medio. Contémoslo como un cuento.

Érase que se era una princesa encerrada en un castillo para evitar que un bicho malvado le hiciera daño. Como se aburría, descargó en su smarphone una aplicación para encontrar un príncipe con el que, en principio, solo hablar.  Durante todo el tiempo que ambos se mantuvieron encerrados en sus castillos cuidándose del bicho, hablaron y hablaron. Se contaron de todo. Fue divertido.

Parecía que la relación funcionaba. La princesa contaba los días que faltaban para que, los nobles soldados del reino acabaran con el bicho y todos pudieran salir y poder así encontrarse físicamente con su príncipe azul. Deseaba abrazarlo y besarlo de verdad.

Pero entonces...un extraño el día, cuando por fin se dio la orden de poder salir, el guapo príncipe dejó de contestar a los mensajes de la princesa. ¡Pufff, se esfumó! Como mismo había aparecido, por casualidad, desapareció. Y ella se quedó triste y desolada.  Y colorín, colorado, este cuento se ha ¿acabado? No, no, no.... la princesa se levantó, se recolocó la corona y ¡a otra cosa, mariposa!

Y es que así es la vida online. Nunca sabemos si el príncipe tras el que andamos va a ser el definitivo o tendremos que besar a otro sapo virtual. 

 

Zeneida Miranda

Periodista

@ZeneidaMirandaS

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