viernes. 26.04.2024

El penúltimo viaje del Valbanera

El hundimiento del transatlántico Valbanera en el año 1919 es una historia bastante difundida. De su trágico final se han escrito libros y se han filmado diversos documentales, habiéndose hablado de él incluso en el programa Cuarto Milenio. Sin embargo, lo acontecido en su penúltima travesía no ha merecido tanta atención mediática, cuando para muchos fue un preludio de lo acontecido en su siguiente viaje

El Valbanera en dique seco
El Valbanera en dique seco

Solo 60 días antes de su hundimiento, el Valbanera regresó a Canarias desde América en el que sería su último viaje desde ese continente hasta nuestra islas. Las circunstancias de esa travesía escandalizaron tanto a la opinión pública como a los medios de comunicación de Canarias.

En ese trayecto de regreso venían en el barco, según datos oficiales, 1606 pasajeros, cuando la capacidad del buque era de solo 1.200. Todo indica que ese dato oficial era falso y que podían haber viajado en él casi 2.500 personas, ya que cuando llegó a Europa desembarcaron unas 2.000 personas.

Tal cantidad de personas hizo que a bordo escasease el agua potable y que las condiciones de hacinamiento dieran lugar a enfermedades contagiosas que costaron la vida a entre 25 y 40 pasajeros .

Postal que se convirtió en la ilusión de muchos

(Postal que se convirtió en la ilusión de muchos)

Por si eso fuera poco, el Valbanera se saltó las escalas de La Palma y de Tenerife y desembarcó a todos los canarios en Gran Canaria, con la dificultad que eso suponía para volver a sus hogares a los pasajeros de esas dos islas.

Tras su llegada a puerto se tuvo que atender a más de 50 viajeros en el hospital de Las Palmas de Gran Canaria. Se cree que de esos enfermos murieron en tierra 22 de ellos. Lamentablemente, nunca se sabrá el número de muertos reales que dejó ese penúltimo viaje del Valbanera.

En aquellos tiempos, los medios de "comunicación de masas" se limitaban a la prensa escrita y a la opinión pública que circulaba por los lavaderos, los mercados, las plazas públicas y por todo lugar donde se juntaran más de un par de personas.

Tanto la prensa escrita como el pueblo llano se escandalizó no solo por lo ocurrido, sino por cómo se intentó tapar el suceso para que no trascendieran más datos negativos que perjudicaran a la naviera propietaria del buque.

Los restos del Valbanera en su “lecho de muerte”

(Los restos del Valbanera en su “lecho de muerte”)

La presión social hizo que la consignataria Pinillos cesara al capitán, echándole a este toda la culpa de lo ocurrido. Su sustituto fallecería en la siguiente y última travesía del Valbanera.

La reacción de los medios de comunicación de la época se plasmó en diversos titulares que solicitaban que alguien asumiera la responsabilidad de lo ocurrido en un barco que para muchos se convirtió en un “buque maldito”.

Hubo un periódico, me parece recordar que fue El Progreso, que llegó a señalar:

Pueblos que consienten sin protestar que vuestros hogares se vistan de luto y vuestros seres queridos perezcan víctimas de las epidemias de los barcos de Pinillos, son pueblos muertos que deben desaparecer”.

Ya que los verdaderos culpables nunca pagaron por el daño causado, por lo menos, que la memoria del sufrimiento padecido por nuestros emigrantes nunca caiga en el olvido.

 

Juan Carlos Saavedra

Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria

http://www.juancarlossaavedra.com

 

El penúltimo viaje del Valbanera