viernes. 19.04.2024

La negociación del encuentro erótico

¿Qué sucede cuando entre ambas partes no hay acuerdo sobre el momento o deseo de encuentro erótico? Una opción es negociar, otra, la retirada, bloqueo, evitar preguntar o buscar. ¿Cuál crees que te vendrá mejor a largo plazo? Puedes leer el artículo y quizás descubras un nuevo enfoque

La negociación del encuentro erótico
La negociación del encuentro erótico

Muchas son las variables que pueden influir en las ganas de tener y disfrutar de un encuentro erótico con la pareja. Seguro que te vienen a la cabeza varias, vamos a enumerar algunas: cansancio, estrés, prisas, conflictos en casa, problemas en el trabajo, agendas repletas de tareas propias y familiares, compromisos, dolores varios, apatía, desgana, falta de deseo, mal ambiente en la pareja, anticipación de una resolución no satisfactoria en otro encuentro -algo que empaña las ganas de volver a intentarlo-, falta de excitación por no cumplir expectativas en los encuentros anteriores, no comunicarlo o comunicarlo y no mejorar la situación, encontrarnos con negativas/evasivas de la otra parte, etc. Seguro que puedes seguir, pero ya nos hemos hecho una idea.

Ante una lista tan abrumadora ¿qué puede suceder? Que cesemos en el intento de tener encuentros eróticos, retirada por respuesta. Entrar en modo indefensión aprendida, pensando que no podemos hacer nada al respecto, dando por sentado que no merece la pena esforzarse por cambiar la situación; que no depende de nosotros, sólo de la otra parte, no aporta solución. ¿Qué conseguimos? Espaciar los encuentros eróticos en el tiempo o incluso favorecer que desaparezcan. Tocan en ‘domingos y fiestas de guardar’ poniendo mucho empeño, ¡claro! En algunos casos sumándole unas gotitas de alcohol, olvidando que es un depresor del sistema nervioso central y no suele ser buen aliado en estos ‘menesteres’.

Con este escenario, ¿qué tal si consideramos como una mejor opción afrontar la situación y así, seguir disfrutando de unos encuentros eróticos satisfactorios para ambas partes? Pues vamos allá. ¿Qué toca en este caso? Perderle el miedo al NO. ¿Conoces algún niño al que le digas: “no” y deje de insistir? Pues aprendamos de su paciencia, de su reiteración y de su siguiente pregunta: ¿…y por qué no? Has intentado averiguar por qué la otra parte no está receptiva, por qué dice que no, qué le sucede. Quizás esa búsqueda de información pueda ayudarles a comprender ambas posturas y generar un acercamiento desde la empatía, ponerse en el lugar del otro, desde una comunicación reflexiva que genera confianza. Algo más que podemos aprender de los niños es la elección del momento en sus peticiones. No sólo insisten, si no que encuentran el mejor momento para conseguir el sí. ¿A qué esto te suena? Si tienes hijos alguna vez te han ‘cogido’ despistado, agotado, ocupado y has soltado un “bah, venga, sí”, o un “vaaaale”. Pues la elección del momento para indagar en el porqué de lo que está sucediendo también es importante, siempre será favorecedor un clima tranquilo, relajado, los dos solos y en buena sintonía.

El siguiente paso es negociar. ¿Te suena raro? No has negociado dónde se cena en Navidad, a dónde van en Fin de Año, qué regalos comprar, lugar de vacaciones, dónde vivir, adquirimos coche, moto o los dos, tener o no hijos, etc. En una pareja no siempre hay acuerdo y toca negociar. El: “Si tú esto… yo aquello”, ¿te suena más? Pues eso no es negociar; ahí ambos están comunicando lo que van a hacer. Negociar requiere no mirarse cada uno la punta de su nariz y generar una situación y acuerdo beneficiosos para ambos; como diría William Ury, un resultado ‘win-win’ (ganar-ganar), lo que ayudará a fortalecer la relación con la pareja.

¿Cómo hacerlo? Debes saber qué quieres realmente con tu propuesta y qué intereses tiene la otra parte. Saber qué te motiva a ti y qué motiva a la otra parte, cuál es la esencia de lo que queremos conseguir con este intercambio. ¿Cuáles son los fundamentos de nuestros encuentros eróticos? Si vas con una posición abierta al diálogo mostrarás tu preocupación, ambos podrán ver qué combinación de intereses tienen y se abrirán a más opciones para lograrlos. No puede haber juicios, no deben centrarse en lo que hasta ahora les ha separado, lo que no les gusta de la otra parte. Será más sencillo avanzar desde aquello que les une, desde el cariño, el vínculo afectivo, el amor.

Vamos con un ejemplo: existe motivación por una de las partes para tener un encuentro erótico apoteósico, pero la otra parte con su actitud muestra un modo OFF, y lleva tiempo así, has aceptado varias negativas sin comprender el porqué y hasta ahora no se ha hablado. Tu pensamiento es el siguiente: deseo un encuentro erótico, deseo volver a reencontrarme con mi pareja, sentirla, a comunicarme a través de la unión de nuestros cuerpos, deseo sentir su piel, sus besos, su roce, su complicidad. Entramos en negociación, buscamos un buen momento, uno distendido donde poder hablar, donde veas que la otra parte estará receptiva. Rompemos el hielo con algo de humor, alguna anécdota graciosa, comentario simpático. Cuando tenemos un ambiente relajado entre ambos, comenzamos a trasladar nuestros intereses y motivaciones. Es bueno hacer preguntas, para averiguar qué está sucediendo y qué se espera de los encuentros eróticos, cómo cree que se puede solucionar ese aparente estancamiento. Quizás un buen comienzo sería: "Cariño, ¿estás de acuerdo en que el clima entre ambos ha variado y ya no nos sentimos, no compartimos momentos eróticos? ¿Te apetecería retomarlos, buscamos una solución buena para los dos?" Puede que la otra parte te cuente el porqué los evita, o puede que esta vez no, en ese caso sigue intentándolo, no cortes vías de comunicación tras haber escucho una evasiva. Nada se obtiene sin voluntad y constancia.

Si la otra parte está con ganas de negociar y salir de ese estancamiento probablemente aproveche la ocasión y te comente cómo se siente, cómo se ha sentido, qué echa de menos, qué le gustaría tener en los encuentros eróticos, qué le gustaría sentir que no siente, cómo le gustaría que fuesen, y ahí comienza la negociación. Ambos ponen sobre la mesa lo que desean, esperan y lo que quieren obtener como resultado de esos encuentros eróticos. Quizás una parte pida algo que la otra no desea dar, habrá que hablar sobre límites, jugar con posibles variables: no puedo acceder a esto porque no va conmigo pero sí que puedo darte esto otro que sé que a ti te gusta aunque no sea de mis prácticas preferidas. En el caso de que ambos no consigan llevar la negociación a un beneficio y disfrute mutuo, siempre está la opción de solicitar ayuda externa de un profesional. A la pregunta de si vale consultar a las amistades, depende del resultado que quieras obtener; si quieres razones para amparar tu punto de vista, juicios varios, creencias de cada uno y opiniones diversas según vivencias, ¡adelante! En estos casos, tratándose de tu intimidad y la de tu pareja trataría de darle otro abordaje. Ya sabes, uses el afrontamiento que uses déjate acompañar por el humor. ¡Hasta pronto!

 

Rut Mónica Díaz

Sexóloga

@sexologarutmonicadiaz

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